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Ordenadores emocionales: Teoría de la Mente

Este artículo «Teoría de la Mente» pertenece a la serie «Ordenadores emocionales», desarrollada por nuestro contribuidor Gracián Triviño Barros, doctor Ingeniero Industrial especializado en Inteligencia Artificial con un gran número de publicaciones científicas internacionales.

La serie de artículos «Ordenadores emocionales» describirán las razones por las que una computación más centrada en lo humano debería manejar contenido emocional [1]. Plantean que los ordenadores destinados a asistir a las personas, y en especial a predecir y atender las necesidades de las personas mayores, deben ser capaces de manejar contenido emocional. 

En concreto, este segundo artículo aborda la «Teoría de la mente». La Sociedad Cinco Uno (Sociedad 5.1), trabaja de forma cercana con tecnologías innovadoras al servicio de personas mayores o en situación de dependencia, por tanto, la investigación sobre este tipo de cuestiones resulta de gran interés teórico y práctico.

En total, la serie «Ordenadores emocionales» de la Sociedad Cinco Uno (Sociedad 5.1) cuenta con cuatro artículos, te recomendamos que los leas en orden:

  1. ¿Por qué los humanos tenemos emociones?
  2. Teoría de la Mente
  3. Ordenador emocional
  4. Ejemplos de computación emocional
 

La teoría de la Mente

En Antropología , Psicología, o Filosofía se dice que, el ser humano utiliza toda la información disponible, para tratar de elaborar una teoría acertada acerca de cómo funciona la mente de las otras personas. Esta teoría, llamada Teoría de la Mente, busca tratar de establecer cuál es el estado emocional de nuestro interlocutor. Esta teoría es utilizada inconscientemente por el ser humano desde su edad más temprana.

Por ejemplo, el ser humano es capaz de reconocer el estado emocional de otra persona observando detalles tales como: la expresión de su cara, el tono de su voz, su postura y su forma de caminar. Desde muy pequeños aprendemos a observar la expresión de la cara de los otros para intentar averiguar lo que están pensando o más concretamente cómo van a comportarse.

A medida que vamos adquiriendo experiencia en nuestro trato con los demás aprendemos a construir teorías de la mente más elaboradas. Por ejemplo, un niño pequeño observa la mirada de su madre para tratar de averiguar lo que le importa, más adelante aprende a darse cuenta de cuáles son las cosas a las que presta más atención y averigua así cuales son las más importantes para ella. Ya como adultos, y con el tiempo, aprendemos a deducir las creencias de los demás a partir de su conversación y su comportamiento [2].

Referencias

[1] R. W. Picard, Affective Computing, 1997, MIT Press

[2] M. Tomasello, The cultural origins of human cognition, 2000, Harvard University Press

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